lunes, 29 de diciembre de 2008

Sistema esférico de perene


Sistema esférico de perene avance basado en la relación dialéctica entre la ética, la metafísica y la ontología.


Ensayo final de Aldo Giordano para clase de ética de Foucault de Jose de Jesús



En el siguiente texto se intentará explicar una forma de sistema de relación dialéctica de uno mismo con la relación entre sí mismo y la realidad; basado éste casi en su totalidad en conceptos, desde un punto de vista ético, creados por Michel Foucault acerca de los juegos de verdad y otros en los que estos juegos se fundamentan. Así mismo, eso se integrará más adelante con la relación entre las manifestaciones ontológicas de esa ética y la metafísica cuyo resultado será de primer orden en la auto sustentabilidad del perene movimiento de dicho sistema.
La esfera se crea en el momento que el individuo se convierte en persona y toma plena consciencia y responsabilidad de sí, esto lo hace percatarse de que lo único que puede tener bajo su control es su propio comportamiento ejerciendo poder sobre sí y no siendo esclavo de sus pasiones. Empieza aquí a tener un continuo y permanente cuidado de sí; sabiendo lo que quiere, a dónde quiere llegar y teniendo una idea de cómo quiere hacerlo, es que da inicio al pleno ejercicio de su libertad. Esto modifica las relaciones de poder en los juegos de verdad de los que forma parte, en tanto que contando con un pleno dominio de sí, por un lado ejerce involuntariamente el poder sobre los demás jugadores con su sencillo comportamiento y por otro, no permite que cualquiera ejerza el poder sobre él; más cuando alguien lo hace (que es lo normal en este tipo de relaciones) no deja que esto lo distraiga o afecte de una manera no favorable para seguir avanzando por su camino.

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Mientras estas acciones y sucesos toman lugar, el individuo no deja un solo segundo de recibir información; al asimilarla, gran parte de esta va a ser sometida a un proceso reflexivo, analítico y crítico que transformará un extracto de dicha información en un tipo de alimento para el alma o espíritu (por llamarlo de algún modo). Este alimento hará crecer el espíritu y esto a su vez introducirá en éste una insaciable sensación de hambre que lo llevará a crear otra sustancia que someterá a un proceso transitorio de salida, que es la voluntad, para que partiendo del espíritu llegue hasta la manifestación en los ejercicios de libertad y las relaciones de poder, impulsándolos nuevamente a que se comporten cíclicamente auto sustentando el sistema.
Dicho de otro modo, plantearé el sistema como una materialización esférica para la más sencilla explicación de su comportamiento. Los conceptos de relaciones de poder y ejercicios de libertad, vendrían a ser el primer nivel de la esfera representado por el área de la superficie de la misma, ésta se encuentra en contacto directo con la realidad tangible y por ende con los juegos de verdad. El otro nivel de la esfera se encuentra adentro y está situado en el centro de ésta, el espíritu o alma del individuo es lo que estaría representado en este nivel. Entre los dos niveles existen dos zonas de tránsito que los comunican, una de entrada y otra de salida; la primera estaría representada por el proceso necesario introspectivo de reflexión, análisis y crítica (fomentado también por el cuidado de sí), para que la recepción de información de la realidad tangible pueda penetrar hacia el espíritu. La zona de salida vendría a ser la voluntad del ser y la voluntad del cuidado de sí, ésta última enfocada a su manifestación ontológica; es esta zona de tránsito el quid del movimiento rodante perene de la esfera.
Ahora bien, tocante al comportamiento de la esfera vale la pena hacer algunas especificaciones. La esfera se encuentra perenemente rodando, en tanto que los individuos se encuentran de la misma forma moviéndose o avanzando por el tránsito de su existencia sobre un camino lleno de obstáculos que le permite paulatinamente un moderado crecimiento; la esfera puede decidir rodearlos, saltarlos o evitarlos, sin embargo puede también decidir impactarse a propósito directamente con ellos para romperse, o bien habrá ocasiones en las que colisione sin desearlo pero sin poder hacer nada al respecto. Esto quiere decir que aún cuando la esfera encuentra una funcional manera de rodar, jamás se sentirá terminada; en determinado punto puede decidir impactarse de frente con los obstáculos, –lo que equivaldría a realizar experiencias límites en términos Foucaultnianos- para romperse, dejando de este modo salir parte de la sustancia creada por el nivel interior directamente hasta el nivel exterior para que recubra toda la esfera con una capa nueva, esta capa recrea a la esfera dándole más fuerza y un crecimiento más acelerado.
Por otro lado, adentrándose en una abstracción más profunda, cabe subrayar el notar en este sistema un círculo virtuoso hecho de una relación dialéctica entre la ética, la metafísica y la ontología. La ética juega su papel principal empujada por la metafísica en el no abandono del cuidado y las prácticas de sí, la metafísica, alimentándose de las manifestaciones ontológicas de la ética, impulsa a ésta última a fundamentarse en la libertad ontológicamente y finalmente la ética también se tiende como puente para que los estudios ontológicos de los juegos de verdad puedan llegar a tener relevancia a un nivel metafísico para que así la relación funcione de una manera cíclica y permita a la esfera seguir rodando permanentemente.
Para entrar ahora de lleno en los detalles del antes mencionado sistema, me parece prudente comenzar por los relacionados a la creación de la esfera; ésta como ya se ha dicho, se crea con la conversión del sujeto en persona, nótese que ésta conversión implica una creación, la creación de un yo consciente. Cabe destacar que ésta puede plantearse de varias maneras, sin embargo, antes de verlo desde cualquier punto, no hay que olvidar que es necesario un análisis retrospectivo del entorno histórico que tenga como fin en el presente, el concebir una ontología crítica de sí mismo para la mejor asimilación de dichos conceptos. Una de las maneras sería verlo como un desvelo repentino después de un proceso de cataclismos virtuosos, generalmente experiencias reveladoras que si bien el sujeto se encamina hacia ellas no es totalmente responsable de sus resultados, que podrían traducirse en la adquisición de un conocimiento que lo va a dejar ver más allá de la propia costumbre. Otra manera muy relacionada con la anterior pero de un grado ligeramente superior, sería plantearlo como la salida de un estado de minoría de edad intelectual; M. Foucault lo plantea en su artículo ¿Qué es la ilustración? como: “la modificación de la relación preexistente entre la voluntad, la autoridad y el uso de razón.” lo cual señala notables rasgos de un necesario trabajo de uno sobre sí mismo.
El convertirse en persona significa tomar consciencia y responsabilidad total sobre uno mismo; esto en tanto que, por el lado de la consciencia, el individuo debe darse cuenta que sus pensamientos suceden o son causados por algo y usualmente se dirigen o tienden hacia otro algo, debe percatarse también que es un sujeto que se desarrolla al lado de otros seres y es por eso que tanto sus pensamientos como sus acciones al manifestarse no sólo tendrán consecuencias sobre él mismo sino sobre su entorno y sobre los demás sujetos a su alrededor; y es menester que no deje de lado, en primer lugar que está inmerso en un juego –del que se hablará más adelante- del cual no puede salir y segundo, que le es imposible conocer algo fuera de éste ya que su vida entera ha transcurrido, y lo seguirá haciendo, dentro del mismo. El estado en el que se encuentre dentro del juego, ya sea activo o pasivo, es lo que va a determinar la diferencia en su sentir y obrar, y a su vez será esto el factor que determine la creación de la consciencia de sí. Aunado a esto, ahora por el lado de la responsabilidad, ésta se refiere, cómo dice la misma palabra, a la capacidad de responder por sus pensamientos y decisiones; con esto se pretendería tender a caer en la cuenta que lo único de lo que se puede tener el absoluto control en el mundo y en la realidad es de uno mismo. Esto; siempre y cuando haya pasado por la siguiente pregunta que hace M.F. en el artículo el sexo como moral “¿eres esclavo de tus deseos, o maestro de ellos?” , devendrá en las prácticas del cuidado de sí que simultáneamente representarían la creación de la esfera y el comienzo del sistema aquí planteado. Es importante no olvidar que tanto la consciencia y la responsabilidad de sí, como las prácticas del cuidado de sí deben manifestarse en la relación que se lleva con uno mismo y con los demás.
Si bien la consciencia de sí es la que hace percatarse de la situación, y la responsabilidad es la encargada de tener esa consciencia siempre presente, la relación entre ambas dirigida hacia una búsqueda de libertad basada en el personal mejoramiento de toma de decisiones sometidas a pruebas en la realidad, estaría representando los cuidados de sí, que son la base de las zonas de tránsito del sistema. Éstos a su vez representan la intención de realización de ciertos ejercicios que empezando sobre nosotros mismos, fungiendo como la zona de entrada, sometiendo la información captada al proceso de introspección propio de ésta zona, después se manifestarán como hechos y acciones en los juegos de verdad y forman parte también de lo que podemos construir en tanto que verdades personales, dando lugar a la zona de salida. Sin embargo, dado que todas las partes del sistema están íntimamente relacionadas, sería pertinente, para su más sencilla comprensión, detallar primero algunos aspectos del primer nivel de la esfera, entiéndase el área de la superficie externa, para posteriormente finalizar la descripción de los elementos del sistema ahondando en los detalles de las zonas de tránsito.
Adentrándose ahora en el planteamiento del primer nivel del sistema, es importante introducir una definición que M.F. nos da de lo que considera juegos: “es un conjunto de procedimientos que conducen a un determinado resultado, que puede ser considerado. . . como válido o no” Entiéndase por lo anterior una ontológica manera de ver la vida, en tanto que la reflexión sobre la concepción de la realidad basada en las entidades, ya sean objetos, personas, conceptos o ideas, logre verse como un conjunto de procedimientos actuantes para sí mismos permanentemente, unos junto a otros siempre relacionándose y transformándose para devenir en resultados, sean o no válidos, ya que nada se encuentra en un estado estático, sino todo lo contrario.
Vale la pena introducir el concepto, un poco más específico, de juegos de verdad. Estos juegos son verdad ya que suceden mientras existimos, nos demos cuenta de ellos o no; si no nos percatamos de ellos sólo estamos siendo influenciados por éstos; sin embargo, si decidimos hacernos conscientes de ellos nosotros podemos influenciarlos como queramos, siempre dentro de nuestras posibilidades, y hasta cierto punto ayudar a construirlos. Nos dice M.F. al respecto: “En un juego de verdad dado, siempre cabe la posibilidad de descubrir algo diferente y cambiar más o menos tal o cual regla, e incluso a veces todo el conjunto del juego de verdad.” Cabe destacar también que el detalle importante del cual hay que hacerse consciente para poder tomar este rol activo, es que no podemos determinar una manera constante de jugar el juego, puesto que al encontrar una manera y adoptarla como regla en que nos sea cómodo transitar por dicho juego, sería esto mismo lo que determinaría la calidad de pasivo en el sujeto. Al respecto comenta Foucault: “. . .juego estratégico abierto, en el que las cosas se podrían invertir,. . .” cuando se cae en cuenta de la manera de obrar propia y la de los demás creo que es sencillo que se presente un conflicto entre lo real y lo posible, el sujeto se da cuenta que actúa de cierta manera pero considera que podría hacerlo de otro modo que satisfaga mejor sus intereses; lo que no hay que olvidar es que todos los sujetos pueden llegar a este razonamiento por lo que M.F. dice: “los juegos pueden ser extraordinariamente numerosos y, en consecuencia, los deseos de determinar la conducta de los otros son tanto mayores.” Esto quiere decir que al percatarnos de la manera en que nos influencia el actuar de los demás, se puede tender a querer determinar el actuar del otro para tomar una mejor decisión del actuar propio. Este punto nos lleva al análisis de otro importantísimo concepto, las relaciones de poder.
No es difícil notar que las relaciones de poder y los juegos de verdad están cercanamente relacionados principalmente por el hecho de que es común la presencia de conflictos dentro de cada sujeto entre lo real y lo posible. Cuando uno se da cuenta que sus acciones pueden llegar a influenciar a los demás, el sujeto podría ponerse a actuar de la manera que mejor le parezca adecuada para que los demás obren como a él más le conviene para lograr sus cometidos. En este caso ese individuo estaría ejerciendo su poder; M. Foucault dice: “en las relaciones humanas,. . . el poder está siempre presente: quiero decir la relación en la que uno quiere dirigir la conducta del otro” no obstante estas relaciones se pueden encontrar en diversos niveles y formas, puede ser entre muchos individuos de forma institucional, en jerarquías laborales, entre dos personas de forma sexual, etc. Considero pertinente destacar que estas relaciones no están dadas para siempre, es posible su modificación; el poder no es algo que se pueda poseer, es algo que se ejerce momentáneamente y después es ejercido sobre uno. Es por esta razón que se les llama relaciones de poder, y es también motivo de la cercanía con los juegos de verdad, ya que sujetos sólo en búsqueda de ejercer su poder –entiéndase como dice M.F.: “estrategias mediante las cuales los individuos intentan conducir, determinar la conducta de los otros.” - caprichosamente podrían hacer pasar sus juegos de poder por juegos de verdad.
Otro aspecto de las relaciones de poder que se ha observado a través de la historia de la humanidad es cuando éstas se encuentran truncadas o fijas, esto quiere decir que se sufren abusos de poder y éstos se presentan también en varios niveles y formas, M.F. los llama estados de dominación; sin embargo son a éstos a los que el común de la gente confunde con el poder, en contraposición de ver las relaciones de poder como juegos estratégicos entre libertades, el autor define: “juegos estratégicos que hacen que unos intenten determinar la conducta de los otros, a lo que éstos responden, a su vez, intentando no dejarse determinar en su conducta o procurando determinar la conducta de aquellos.”
Tras haber mencionado algunos puntos respecto a las relaciones de poder y reflexionar un poco acerca de la historia del poder en nuestras sociedades podría llegarse a creer que tienden hacia el dominio del más hábil y más hambriento de éste; empero, regresando momentáneamente a las zonas de tránsito dado que todas las partes del sistema están íntimamente relacionadas, hay que considerar el concepto del cuidado de sí al referirse a las relaciones que se planteaban anteriormente. Michel Foucault dice: “el riesgo de dominar a los otros y de ejercer sobre ellos un poder tiránico sólo proviene precisamente del hecho de que uno no se ha cuidado de sí y ha llegado a ser el esclavo de sus deseos.” El cuidado de sí se logra a través de las prácticas de sí, de una auto-transformación que según el autor cabría denominar: “practica ascética,. . . no en el sentido de la moral de la renuncia, sino el de un ejercicio de uno sobre sí mismo, mediante el cual intenta elaborarse, transformarse y acceder a cierto modo de ser.”
Teniendo presente ahora el concepto de cuidado de sí, y regresando la vista al primer nivel del sistema tocante a las relaciones de poder, no hay que dejar de considerar que éste cuidado es sólo el principio, el fin es llegar a los ejercicios de libertad. Cabe hacer la salvedad que hay una fuerte relación entre el poder y la libertad, M.F. nos dice: “no puede haber relaciones de poder más que en la medida en que los sujetos son libres.” Esto debido a que si los sujetos no tienen libertades qué ejercer, las relaciones de poder se estancarían, convirtiéndose en estados de dominación. Para las prácticas y cuidados de sí, se requiere ejercer el poder sobre uno mismo y ésto a su vez otorgará el ejercer la libertad en la propia acción –entiéndase congruencia entre pensamiento y acción- lo cual al mismo tiempo brindará poder al individuo sobre los demás, en la medida de que ejerza plenamente su libertad. M. Foucault comenta: “libre significa no ser esclavo de sí mismo y de sus apetitos, lo que implica que se establece consigo mismo una cierta relación de dominio, de señorío. . .” Se consideraría prudente subrayar aquí también que a veces puede ejercerse el poder involuntariamente; la acción realizada (en la vida cotidiana), que la mayor parte del tiempo va enfocada hacia los planes personales y muchas veces no interactúa directamente con alguien más, es siempre vista y percibida por la gente a nuestro alrededor, si alguien de ese alrededor cree conveniente para sí mismo una de las acciones o comportamientos del primer sujeto mencionado y decide aplicarla para sí, en este momento es cuando se ejerce el poder involuntariamente, o visto de otro modo, el segundo sujeto se somete voluntariamente ante el primero sin que ambos sujetos estén al tanto.
Finalizando la descripción conceptual de este primer nivel, sólo cabe añadir respecto a los ejercicios de libertad, que son éstos, dentro de la visualización de este sistema esférico, los que le van a permitir a la esfera ya sea saltar, rodear o esquivar los obstáculos que halle en su camino, o por el contrario, impactarse de frente con ellos para romperse a sí misma. Son estos mismos ejercicios los que reafirman el poder sobre sí mismo en el sujeto; comprobando la congruencia entre su interiorización y su exteriorización, brindan prueba fehaciente de sus propias construcciones de verdades, en tanto que al estar plenamente consciente y querer hacer algo de algún modo, sin dejar que cualquiera imponga su poder sobre él, se decide creer en eso como verdad, y el realizarlo en la realidad tangible producirá pruebas ontológicas que sustenten esa construcción de verdad. Es por eso que son estos ejercicios el fin de los cuidados de sí, porque no sólo son las manifestaciones ontológicas de los procesos intelectuales del ser, sino que hacen la realidad tangible más enriquecedora cíclicamente, como se verá más adelante, para el segundo nivel del sistema.
Tocante al segundo nivel de este sistema, representado por otra esfera adentro, en el centro de la descrita anteriormente, es importante aclarar lo que se entiende por espíritu o alma sin pretender dar una definición; el concepto hace referencia a algo no material que es infinito y, sin embargo, se encuentra dentro de la persona. Podría considerarse como lo que le da vida a la persona en contraposición de considerar la vida como un mero impulso cardiaco o una corriente eléctrica corriendo a través de un sistema nervioso, impulsando al sujeto a satisfacer una serie de exigencias biológicas, que son sólo lo que le dan vida al cuerpo. Platón dice respecto al alma:
“. . .todo cuerpo, al que le viene de fuera el movimiento, es inanimado; mientras que al que le viene de dentro, desde sí mismo y para sí mismo, es animado. Si esto es así, y lo que se mueve a sí mismo no es otra cosa que el alma, necesariamente el alma tendría que ser ingénita e inmortal.”
Como ya se ha venido planteando, todas las partes del sistema están estrechamente relacionadas; este nivel, que forma la parte metafísica de dicho sistema, es fundamental ya que es en él dónde se origina su crecimiento. Concordando con lo que dice el fundador de la Academia ateniense, lejos de estar estático éste nivel inmaterial de la persona, es el que va a estar brindando movimiento a la esfera con relación a ella misma. Por un lado alimentándose del extracto de información pasado por la zona de tránsito de entrada, simultáneamente creciendo discreta y paulatinamente; por otro, jamás quedando satisfecho creando información nueva y buscando sacarla para manifestarla ontológicamente y cumplir el ciclo de auto sustentación. Dicho de otro modo, construyéndose; Aristóteles menciona: “. . .la materia no se mueve a sí misma, sino que la mueve el arte de construir, ni tampoco los menstruos y la tierra, sino las semillas y el semen.”
El extracto que este nivel toma para alimentarse es el resultado de la intelección de la información recopilada durante la cotidianeidad de la persona; vendrían siendo las conclusiones de la enseñanza proporcionada por sí misma proveniente de las vivencias experimentadas. Si la persona ejerce plenamente su libertad, teniendo en mente que ésta parte de los cuidados de sí, se hará lo que el individuo quiere sabiendo que siempre se quiere lo bueno. El estagirita plantea en uno de sus tratados: “. . .lo deseable para el apetito es lo que parece bueno, mientras que lo deseable para la voluntad racional es, primeramente, lo que es bueno.” y vale la pena subrayar: “deseamos algo porque lo juzgamos bueno y no, al contrario, lo juzgamos bueno porque lo deseamos.” Cabe resaltar que el término ‘voluntad racional’ estaría representado en el sistema esférico en parte, por el cuidado de sí, en tanto que es el individuo ejerciendo su libertad conscientemente el que toma las decisiones, y en parte también por la relación de éste nivel metafísico con la zona de tránsito de salida y las manifestaciones ontológicas emanadas de ambos.
La dialéctica entre todas las partes del sistema mantiene el rodante movimiento de la esfera; sin embargo es el segundo nivel el que lo hace tender hacia la idea del bien permitiéndole y fomentando simultáneamente el crecimiento del sistema; dicho de otro modo, la esfera, mientras va rodando, va creciendo empujando de adentro hacia afuera, el segundo nivel es el primero en crecer para después manifestarse en el primer nivel. De lo contrario, la esfera se iría empequeñeciendo y moviéndose cada vez más lento hasta desaparecer o romperse y no recrearse. Podría suponerse esta idea del bien como tal, como un estado más elevado del inherente comportamiento tendiente al bienestar físico del ser humano, pasando muy probablemente por una tendencia al bienestar intelectual-emocional y en determinados casos, desde ciertas perspectivas puestas de lado en el presente análisis, un bienestar espiritual. Sin embargo Platón la define como: “la idea del Bien es el objeto del estudio supremo, a partir de la cual las cosas justas y todas las demás se vuelven útiles y valiosas.” y más adelante dice que es también: “lo que aporta la verdad a las cosas cognoscibles y otorga al que conoce el poder de conocer. . .” Esto quiere decir que es de esta idea superior a la existencia humana, de la que el segundo nivel de la esfera se agarrará, en tanto que desear llegar a acercarse a ella, para arrastrar o empujar (de la manera que quiera verse) al sistema entero propiciando al mismo tiempo su crecimiento.
Sería pertinente dejar en claro que esta idea del bien no es algo que se encuentre dentro del anteriormente mencionado nivel de la esfera, recordando brevemente la analogía de la caverna de Platón en la que el sol representa la Idea del Bien, podría trasladarse, en tanto que la participación de esta idea en la persona, como lo que ilumina alimentando a la esfera, permitiéndole con su luz tomar la decisión de seguir el camino más adecuado para sí misma. Dándole voz a Sócrates su más cercano discípulo dice: “a las cosas conocibles les viene del bien no sólo el ser conocidas, sino también de él les llega el existir y la esencia, aunque el bien no sea esencia, sino algo que se eleva más allá de la esencia en cuanto a dignidad y potencia.” Se podría decir entonces que es un tipo de conocimiento superior que toma la información del estudio ontológico realizado y tras procesarla personalmente, se alimenta de ella, crece, inmediatamente le da hambre (por llamarlo de algún modo) y crea algo nuevo destinado a salir hasta el primer nivel para volver a empezar el ciclo y realimentarse.
Sólo resta ahora detallar las zonas de tránsito del sistema que han sido tan mencionadas anteriormente. La zona de entrada se sitúa entre el estudio ontológico del tránsito por la existencia de la persona, en el primer nivel, y el segundo nivel que recibirá el extracto de información recibida para alimentarse. Esta zona de tránsito representa el proceso intelectual introspectivo, analítico, crítico y reflexivo del estudio ontológico. Dicho de otro modo, la información recibida al interactuar con el medio en que se está sumergido –entiéndase juegos de verdad- sin dejar de lado el conocimiento que brindan las actividades diarias, llámese estudio, trabajo, relaciones de poder y ejercicios de libertad, y las personas con las que uno se relaciona, serán sometidas al proceso de la zona de tránsito de entrada gracias a la existencia del cuidado de sí; muy presente, como ya se verá, en la zona de salida también. Es este proceso el que se encarga de analizar y criticar todas nuestras maneras de actuar, intentará hallar el por qué de las decisiones tomadas y caminos seguidos para un mayor conocimiento de sí en orden de entenderse mejor a sí mismo, buscando un pleno desarrollo. Se reflexionará en el proceso acerca del lugar y motivo del que salen los pensamientos que inspiran su obrar, analizará críticamente los resultados de sus ejercicios de libertad, ésto con el fin de tratar de encontrar nuevas construcciones qué realizar. De este modo es como se crea el extracto que alimentará al segundo nivel.
Por otro lado, la zona de salida evidentemente cumple la función inversa que la de entrada; esta transforma la creación de la parte metafísica del sistema en lo necesario para salir al primer nivel y manifestarse ontológicamente. Esta zona representa la voluntad de sí en la persona y la voluntad del cuidado de sí; después de que la parte metafísica se ha encargado de asimilar la luz y alimento proveniente de la idea de bien, deberá procesarse en esta zona para que ese conocimiento y entendimiento logrados puedan transformarse en un plan de acción a tomar, que al representarse en la cotidianeidad tangible presentará una mayor agilidad y soltura en el desenvolvimiento de sus juegos de verdad. Cabe hacer la salvedad que en esta zona juega un papel relevante la fuerza personal, ya que para el individuo puede ser difícil exteriorizar los procesos antes descritos, no obstante que el tender hacia la idea del bien lo dirigirá a dicha exteriorización, es en esta zona donde se le imprime la fuerza necesaria para que llegue a salir hasta el primer nivel; Nietzsche comenta al respecto: “¿tú quieres recorrer el camino de tu tribulación, que es el camino hacia ti mismo? ¡Muéstrame entonces tu derecho y tu fuerza para hacerlo!” ; se usa el término tribulación en cuanto a la adversidad que podría padecer el hombre al darse cuenta que los caminos que él creía mejores, tras éste proceso pueden ya no verse del mismo modo, entonces, ejercer su libertad representaría un necesario cambio de estos sin importar que tan drásticos deban ser. Pertinentemente entraría a colación las siguientes preguntas planteadas por el mismo autor: “¿Puedes prescribirte a ti mismo tu bien y tu mal y suspender tu voluntad por encima de ti como una ley? ¿Puedes ser juez para ti mismo y vengador de tu ley?”
No hay que dejar de percatarse que así como el primer nivel está fundamentado en la ontología y el segundo en la metafísica, estás zonas que son la unión entre ambos, están fundamentadas en la ética. Por un lado, en la zona de entrada, se da sentido a las acciones para consigo mismo en la ética del cuidado de sí, se procura el individuo por sí mismo el estudio de qué acciones realizar sobre sí para seguir adelante con su crecimiento individual; por otro lado, en la zona de salida se da sentido a las acciones que son realizadas sobre lo que podría llamarse realidad para que sean más enriquecedoras y dicho sea de paso, den soporte al comportamiento cíclico del sistema constituyendo el quid del perene movimiento del mismo, en tanto que sin la exteriorización de la intelección de los procesos, estos, así como el sistema entero, permanecerían estáticos.
Ahora bien, el sistema que va rodando por un camino con obstáculos que puede esquivar, evadir o saltar, así como colisionarse intencionalmente con ellos, o en ciertas ocasiones, aún sin quererlo, hacerlo sin poder hacer nada al respecto, hacen analogía al transcurrir por la existencia y enfrentarse con experiencias límite. Estas experiencias son situaciones que, como lo dice la expresión, se encuentran fuera de lo que consideramos dentro de nuestras posibilidades de acción o límites de entendimiento; pueden representar tanto extrema tristeza como extrema felicidad o dolor, llevan al individuo más allá de donde había considerado ir, y por esto es que brindan un más rápido y mayor crecimiento si éstas, más que vivirlas conscientemente y aprender a apreciarlas como un atento observador, le sigue un análisis posterior idéntico a la zona de tránsito de entrada del presente sistema. M. Foucault dice: “la crítica es el análisis de los límites y la reflexión sobre estos.”
Cabe hacer algunas salvedades al respecto; estas experiencias por un sujeto fuera de este sistema, entiéndase alguien en un estado de minoría de edad intelectual, o alguien no despierto, podrían fácilmente pasar desapercibidas o ser ignoradas no extrayendo la riqueza que éstas brindan por falta de un posterior análisis, ergo, es responsabilidad del individuo buscar sacar hasta la última gota de ese conocimiento. Por otra parte, cabe subrayar que entre más fuerte sea la experiencia y el golpe de la colisión, más será el conocimiento capaz de brindar. No hay que dejar de considerar tampoco, que siendo uno, el que hasta cierto punto puede tomar la decisión de impactarse o esquivar la experiencia, es responsabilidad de uno mismo su propio crecimiento y por ende la administración de dichas experiencias. Sin embargo, probablemente sean de éstas experiencias, las inevitables, las más fuertes y enriquecedoras, y por lo general éstas tenderán hacia el lado del dolor.
Regresando a nuestro sistema esférico, una vez que la esfera hace colisión con uno de estos obstáculos, si es muy débil porque la esfera fue recientemente creada y es diminuta, puede llegar a destruirse en su totalidad en cuyo caso habría que formar una nueva. En cambio, si la esfera ya lleva rodando más tiempo y se ha fortalecido y crecido, cuando ésta se impacta sólo se quiebra dejando salir por la zona de tránsito de entrada, mucha ‘sustancia’ (por nombrarla de alguna manera) del segundo nivel hasta el primero la cual recubrirá toda la esfera por la superficie, haciéndola más grande y fuerte que el crecimiento cotidiano del continuo rodaje. F. Nietzsche menciona sobre esto: “Tienes que querer quemarte a ti mismo en tu propia llama: ¡cómo te renovarías si antes no te hubieses convertido en ceniza!” Esto quiere decir, volviendo al sistema esférico y retomando el concepto de tener un rol activo en los juegos de verdad, que hay que autodestruirse, ya que al igual que el ser humano, la esfera no es ni perfecta, ni indestructible, ni eterna; es un proceso de construcción permanente encaminado a la búsqueda de libertad como método de recreación, reinvención y enriquecimiento personal e inmaterial, alcanzado después de una profunda crítica y autoconocimiento. Al final queda dicho que es un trabajo indefinido ya que a cada momento podrían cambiar las decisiones tomadas conscientemente siendo tarea de cada quien ir tan lejos como quiera extender sus límites; dicho de una manera analógica, sería responsabilidad de cada quien hacer crecer la esfera tanto como quiera para que sean necesarios obstáculos más grande y fuertes para romperla.
Es así como puede concluirse que esta manera de ver la ética que plantea M. Foucault, relacionada con la parte metafísica del sujeto, como principal creadora de crecimiento tendiendo siempre a la manifestación ontológica de sus razonamientos, pretende proponer un sistema autosustentable individualmente para el crecimiento intelectual. Se dice individualmente, en tanto que todo el proceso depende del individuo, ya que el contacto con la sociedad y los otros individuos es imposible de evitar mientras se habite en un poblado o ciudad. Esto con el fin de jamás dejar de crecer y avanzar, ir en contra del comportamiento estático de la gran mayoría de la sociedad, en este especifico caso, mexicana; sin olvidar que pretende tender hacia la generalización, o adopción de cada vez más miembros de la sociedad para así en conjunto poco a poco, progresar. Nietzsche bien dijo: “Vosotros los solitarios de hoy, vosotros los apartados, un día debéis de ser un pueblo: de vosotros, que os habéis elegido a vosotros mismos, debe surgir un día un pueblo elegido. . .”



















Bibliografía
El Sexo Como Moral, entrevista con Hubert Dreyfus y Paul Rabinow publicada en la obra Michel Foucault: Beyond structuralism and hermeneutics. The University Chicago Press, Chacago 1982, y en Le Nouvel Observateur, 1-7 junio, 1984 pags 86-90.
“What is Enligthenment?” (“Qu’est-ce que les Lumières?”), en Rabinow (P.) (comp.) The Foucault Reader, Nueva York, Pantheon Books, 1984, págs. 32-50. Con el mismo título “Qu’est-ce que les Lumières?” se publica un extracto del curso celebrado en el Colegio de Francia, a partir del 5 enero de 1983.
“L’ethique du souci de soi comme pratique de la liberté” entrevista con H. Becker, R. Fornet-Betacourt, A. Gómez-Müller, 20 de enero de 1984, Concordia. Revista internacional de filosofía, nº6, julio-diciembre de1984, págs. 99-116
Aristóteles, Metafísica, tr. Tomás Calvo Martínez, Madrid, GREDOS, 582pp.
Platón, Fedro, tr. C. García Gual, M. Martínez Hernández, E. Lledó Íñigo, Madrid, GREDOS, 413pp.
Platón, República, tr. Conrado Eggers Lan, Madrid, GREDOS, 502pp.
Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, tr. Andrés Sánchez Pascual, Madrid, ALIANZA, 498pp.


1 comentario:

  1. Hey yo quiero ser una esfera!!!

    O un espiral.

    Bien escrito Giordano, me parece que la esfera perenne va muy de acuerdo con el proceso que tuvimos respecto a Foucault.
    Saludos.

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